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Las marcas se ocupan más que de incentivar a consumir un producto “x” con determinadas característcas/benefcios. Si los ideales y valores que ellas fomentan son compatibles con los de su público llegan a motivar el desarrollo de ciertas actitudes y conductas como un medio para alcanzar lo que ellos deseen: vida glamorosa, espontaneidad, rebeldía, de todo para sentirse satisfecho con uno mismo. No es de sorprenderse que para esto se recurra a la fantasía para presentar su concepto.
Celebridades, lujo, estatus asociados a una marca de zapatos.
Convenciones como el comic-con y la fuerte influencia de los personajes creados por las marcas, una manera muy evidente de vivir la fantasía y compartirla como experiencia de grupo.
El caso de la campaña más reciente de Diesel llamada BE STUPID propone dejar de lado las inhibiciones, arriesgarse y aprovechar de la vida al máximo, a no arrepentirse de nada pues todas las experiencias son únicas. El sentido del humor es clave en esta campaña dirigida al público joven y ha despertado diferentes reacciones en quienes la han presenciado: considerarla absurda o simplemente divertida.
Campaña BE STUPID de Diesel
Imaginemos la siguiente situación: un domingo cualquiera, despertar al oír la alarma del celular, desayunar, ver los noticieros en la televisión, recibir una llamada, revisar el mail y el Facebook, se acerca la hora del almuerzo… pedir una pizza por delivery, más tarde a relajarse y ver una película en DVD o programas en youtube, luego entrar al msn y comunicarnos en videollamada por skype, bajar música mientras buscamos ofertas de productos en la web… nada de esto suena como de otro mundo.
La comodidad que nos ofrecen la tecnología y los medios en la actualidad es tal que nos hacen creer que no es necesario salir de casa para mantenernos comunicados y entretenidos, lo mejor de todo: con el mínimo esfuerzo, exagerando un poco veamos esta escena de la película Wall- e.
Claro está que las marcas también alimentan este pensamiento de disfrute que se extiende al plano personal: presentándonos formas del ideal personal que queremos alcanzar, reafirmando la identidad, permitiéndonos tener el control absoluto del mundo.
Por ejemplo el caso de Second Life, donde el usuario crea su avatar e interactúa con personas de todo el mundo, también se hacen negocios y hay eventos, se mueve dinero real.
El valor en el que se fundamentan es “creer”, es la mejor manera de convencer al público que todo es posible y que tenemos el poder de lograrlo.
Marcas, marcas y más marcas aparecen todos los días: ropa, revistas, comestibles, cuidado personal, tecnológicos, etc. Ellas compiten por sobresalir en un mercado abarrotado de productos y servicios con características y beneficios muy similares. Entonces, ¿cómo diferenciar una marca en particular? Una marca ofrece más que bienes determinados pues los valores agregados no tangibles son las que los hacen atractivos, su propósito es hacernos sentir satisfechos y que las recordemos.
Un caso en particular es la publicidad en los centros comerciales. Estos espacios son visitados a diario por miles de potenciales compradores que son bombardeados de información que los persuada a adquirir lo que se les ofrece; sin embargo el consumo no es solo material, es también visual pues los afiches, vitrinas y su ubicación comunican el mundo mágico de la marca.