Afiches, comerciales en televisión, anuncios en periódicos, cupones, stands promocionales, y muchos otros medios donde anunciar, donde sea que nos encontremos la publicidad nos rodea, acompaña nuestra vida cotidiana. Sin embargo, a pesar de la cantidad a la que estamos expuestos pocas nos sorprenden por ser “novedosas” o “diferentes”. Y es que la diferencia rompe con los conceptos y formas de representación a los que la sociedad está acostumbrada, es lo que el consumidor y la marca buscan: ser únicos. En ocasiones se crea algo nunca antes imaginado, en otras se recurre a reutilizar lo conocido (estilos, estereotipos, actitudes, y todo lo que se encuentre en el imaginario colectivo) para llamar la atención y construir una conexión con el público objetivo.
Las formas de acercarse al espectador son muchas: dirigirse al grupo de consumo específico con un estereotipo o colocarlos a ellos como el estereotipo modelo, el humor, la ironía, el valor lúdico, la sociedad del espectáculo en la que vivimos, la singularidad del producto y sus ventajas y muchas opciones más. En las siguientes imágenes se ejemplifican casos de publicidad no convencional, que llaman la atención de inmediato por la forma como intervienen en el espacio y presentan un mensaje claro y directo con rasgos lúdicos.
La diferencia es también es un riesgo que se asume ya que cabe la posibilidad de que la recepción no sea la esperada si la estrategia no está bien planificada. Como en el siguiente ejemplo de “Chapel bar” donde la asociación de la religión con un producto que no tiene relación. la imagen es ingeniosa pero puede ofender a ciertos grupos de personas.
A fin de cuentas, “el que no arriesga no gana” y en la publicidad más vale ganar que perder.
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